Mr Galisteo

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sábado, 28 de octubre de 2017

Mi opinión sobre la cuestión catalana


No tenía previsto pronunciarme al respecto acerca de todo lo que está sucediendo en Cataluña estas últimas semanas más de lo que ya lo estoy haciendo en redes sociales, especialmente en Twitter; pero la situación es tal que creo que es hora de hacerlo en más de 140 caracteres. Sé que me voy a dejar muchos aspectos en el tintero, pero únicamente quiero expresar mi opinión general de forma sumaria.

Manifestación en Cataluña
La cuestión catalana es un problema de gran envergadura, que, desde mi punto de vista, a estas alturas del conflicto, tiene difícil solución. Lo quiera o no España, un buen porcentaje de Cataluña ya se ha marchado. Mucho antes de que se proclamase la independencia. Y no, no estoy a favor de la independencia de Cataluña de España.

Creo que en estos momentos difíciles lo que tiene que hacer un país es permanecer más unido y fuerte que nunca; más en el caso de un país que tiene tantos problemas graves a los que enfrentarse día a día como es el nuestro. Personalmente, no creo que la situación económica, política, social y cultural de Cataluña fuese mejor de lo que es ahora. No quiero decir que se encuentren en una buena situación, sino que probablemente, si se independizasen, su situación pasaría a ser peor. No hay más que ver la fuga empresarial que lleva produciéndose diariamente...

Como he dicho anteriormente, no defiendo la independencia de Cataluña; pero tampoco defiendo, como es lógico desde mi punto de vista, las medidas adoptadas por el Gobierno para "solucionar" el conflicto. Entrecomillo el susodicho verbo porque no creo que estén solucionando nada, sino, precisamente, todo lo contrario: son el germen del problema. El gobierno del Partido Popular ha optado por una política de pasividad, con la que se ha limitado a observar la escalada independentista, sin mostrar un mayor interés público en comprender las razones del malestar de la sociedad catalana. En vez de presentar propuestas positivas para competir políticamente y dialogar con el gobierno catalán, ha optado por ejercer la fuerza y violencia, y no: la violencia nunca es la solución. 

La brutal violencia ejercida por los cuerpos de seguridad del Estado, lejos de solucionar nada, solo consiguieron agravar más el problema. Porque la consulta popular se celebró, pese a no tener validez alguna. Porque muchos catalanes votaron a favor de la independencia de Cataluña como rechazo a la violencia y los impedimentos que se impusieron para votar. Porque ese 1 de octubre, muchos españoles nos sentimos avergonzados de nuestro país y de la pésima imagen que ofrecimos a escala internacional. 

Y no, los problemas tampoco se borran ni se solucionan tapándolos con una bandera. Ni los problemas sobre la cuestión catalana ni cualquier otro problema. ¿Creéis que llenando los balcones de banderas de nuestro país va a mejorar la situación en algún aspecto? ¿O haciendo manifestaciones "a favor de la unidad de España? Manifestaciones cargadas de violencia y extremismo de derechas. 

Las cosas no debieron hacerse así, por ninguna de ambas partes. El referéndum catalán era inconstitucional, ilegal, unilateral y antidemocrático; y por eso, si se celebraba, no iba a tener ningún efecto válido. Estoy seguro de que hay muchos catalanes que votaron en contra de la independencia de Cataluña. Y aún así tuvieron trabas para votar. Si se sabía que el referéndum no iba a tener ningún efecto legal porque no cumplía con los requisitos y por tanto los votos no tenían ninguna validez, ¿por qué no se dejó votar a los catalanes que se sentían en la necesidad el 1 de octubre?

No obstante, no debemos olvidar que en España la Constitución contradice a la realidad en muchas ocasiones... pero eso es otra cuestión.

Sin embargo, insisto: el Gobierno debió actuar mucho antes de que todo esto acabase sucediendo, porque a día de hoy es inevitable que una parte de Cataluña jamás vuelva a sentirse española, pese a que España permanezca unida por medio del artículo 155. Si el Gobierno hubiese comenzado a tratar  con mesura, de forma activa y pacífica las necesidades que llevaban reclamando desde hace tiempo una buena parte de los catalanes, no habría sido necesario llegar al punto en el que nos encontramos.

Porque el motivo que hizo crecer las demandas de independencia no es reciente, sino que se remonta a una sentencia del Tribunal Constitucional de 2010 en el que se dictaminó la inconstitucionalidad de algunos aspectos relevantes del Estatuto de Autonomía, que había sido votado por los ciudadanos catalanes y aprobado por los legisladores españoles. El impacto de esta sentencia se interpretó como la ruptura del pacto de Estado, así como la desautorización de la voluntad popular que había ratificado el contenido de la ley. Posteriormente, se fueron añadiendo otros problemas, como por ejemplo una supuesta infrafinanciación por parte del Estado a Cataluña.

¿Y ahora qué? El problema ahora es de todos, y la fractura (legal o no) ya está hecha. Ha transcurrido prácticamente un mes desde el referéndum y el ambiente sigue siendo beligerante. ¿Hemos solucionado algo? No lo creo. Para colmo, parece que desde el 1 de octubre Cataluña hubiese paralizado el mundo. Los medios de comunicación sufren desde entonces una monopolización informativa casi sin precedentes. 

Telediarios y periódicos enteros llevan dedicándose casi exclusivamente a tratar la cuestión catalana desde hace semanas; eso sí, inoculados; con una subjetividad y una politización informativa excesivas, que dificultan informarse realmente de lo que acontece cada día en Cataluña y en el resto de España. Porque la crisis en Cataluña se está empleando para tapar hechos noticiosos que muy probablemente habrían abierto telediarios y habían colmado las cabeceras y portadas de los periódicos en cualquier otro momento. Pero no interesa informar sobre ellas.

¿Y ahora qué?

Quizás el independentismo actual tiene que ver más con el rechazo al sistema político actual que con el nacionalismo catalán. 


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